Capítulo 07: Cara a cara (o cara a hocico)
- El Señor

- hace 6 días
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Era la primera vez que Leo y Koi estaban frente a frente. Nunca se habían visto desde que Niko había dejado de ser Niko y se había convertido en furro. El ambiente no tenía nada de reencuentro familiar emotivo. Entre los restos del caño roto en el piso, Leo sostenía a Koi de la camiseta, amenazándolo con un puño.
—¿Cómo estás hermano? Tanto tiempo… —trató de romper el hielo Koi.
—No soy tu hermano. Dame la camiseta y los dejo ir sin problema —dijo Leo.
Los demás miraban la escena como si se tratase de una novela ocurriendo en vivo. Eve CR, el Chino y DJ-Cuencia rodeaban a Koi y a Fiona para que no escapen. De fondo seguía sonando Butakera, un ritmo que inesperadamente pegaba bien con el dramatismo de la situación.
—Esta camiseta es tan mía como tuya, sabés que papá me la regaló a mí. No tengo por qué dártela —Koi intentó razonar con su hermano mayor.
—¡El viejo se la dio a Niko, no a vos. Papá odiaba a los peludos y lo sabés! —Leo empezaba a perder la paciencia.
—¡No los odiaba! ¡Eso es mentira! —Koi levantó la voz también.
—¿Ah no? ¿Y cómo murió entonces? ¿Eso no te lo acordás? —apuró Leo.
Todos alrededor empezaron a prestar más atención. Ni Leo ni Koi habían hablado nunca sobre la muerte de su padre. Hasta Fiona quería saber más. Y no habían hablado por un motivo muy simple: no la recordaban. Pero la tensión del momento hizo que un atisbo de memoria empiece a reconstruirse en sus cabezas. Koi balbuceó:
—Murió en la Guerra… La Guerra Olvidada… —cuando terminó de decirlo se quedó en silencio. El recuerdo estaba incompleto, era una pieza de un puzzle de mil. Pero antes no había ninguna, así que era un comienzo.
—¿Y contra quiénes era esa guerra? —Leo siguió preguntando.
Pero esta vez no sabía la respuesta. Solo la suponía. Había algo extraño alrededor de la Guerra Olvidada. No era solo un nombre. Era una descripción. Nadie podía recordar nada de esa guerra, por más que lo intentase.
En ese instante en que los hermanos trataban de reconstruir su historia, en el Barrio Furro, dentro de la casa de un gato mago gordito, a un orbe de cristal le apareció una pequeña rajadura.
Abajo en las alcantarillas no perdieron tiempo hablando. ElRaydenn y Baal (y en cierta forma Rust también) estaban peleando a muerte. Era la primera vez que ambos se enfrentaban a alguien que podía seguirles el ritmo de pelea. Baal era fuerte, ElRaydenn era veloz. Y Rust, bueno, era Rust. Cada golpe de ElRaydenn generaba una explosión eléctrica, cada ataque de Baal retumbaba en toda la alcantarilla.
Ambos estaban felices de por fin tener una pelea pareja. ElRaydenn logró conectar un golpe de puño justo en la enorme quijada de Baal, pero lejos de retroceder, el dragón usó ese impulso para, de un giro, golpear a su enemigo con la cola en el costado del cuerpo, dejándole una marca roja. Rust buscaba la oportunidad para meterse, pero cada vez que lo intentaba se arrepentía. Todavía no era el momento.
En una típica técnica dracónica, Baal agitó sus alas, levantando viento y mugre, haciendo tambalear a ElRaydenn y aprovechó para tomarlo del cuello y elevarlo. Pero el turro eléctrico había sido campeón de Muay Thai, así que con un giro de caderas logró revertir la situación y lanzar al dragón contra la pared. Ambos hicieron una pausa y se miraron. Se odiaron y se sonrieron al mismo tiempo.
Koi seguía intentando dialogar con su hermano, aunque ya era evidente que no iban a llegar a ningún acuerdo. Fiona lo había notado hace rato y estaba pensando un plan de escape. Todavía no lo tenía pero su cerebro de (¿ex?) estafadora estaba entrenado para este tipo de situaciones. Rey420 seguía también la situación aunque también seguía atentamente a Fiona. No porque sospechara que intentaba escapar, sino porque le había empezado a parecer linda. Eve lo notó y no le gustó. Chino intervino en la charla:
—Dale amigo, zarpale la camiseta y listo, ¿qué tanta vuelta?
Leo no quiso verse débil ante los demás y agarró la camiseta con las dos manos, listo para hacer fuerza y sacársela. Koi lo frenó:
—¡Pará! La vas a romper. Yo sé que estás enojado conmigo por haberte dejado hermano, pero yo no cambié. Te juro que siempre fui esto. Puedo ser tu hermano de siempre y también un furro, no sé cómo explicarlo. Por dentro soy las dos cosas. Dame una oportunidad. Y dame el derecho de recordar a papá…
Leo lo pensó un segundo. Su corazón no era de piedra. Algo de esas palabras le había llegado. Ese lobezno gigante azul y blanco de alguna forma era su hermanito menor. Pero una parte de él siempre había odiado a los furros. Y esta vez, esa parte ganó:
—Perdiste el derecho desde que te dejaste crecer estos pelos. Date cuenta que esta furra te chamuyó para separarnos. Y vos sos un gil que cayó. Ahora sí, dame la camiseta, prefiero que esté rota antes que la tengas vos… ayudame Chino —dijo Leo y su amigo se acercó para entre los dos recuperar la casaca de su padre.
—Es trucha —dijo Fiona.
De golpe todos la miraron. Leo la increpó violentamente: —¿Qué decís zorra?
—Que es trucha, falsa, una burda copia, una imitación, pirata, un fraude. En fin: no es original —completó la furra.
Hasta Koi se mostró sorprendido, aunque rápidamente entendió que el plan de escape había empezado.
—Es la camiseta de mi viejo, imposible que sea falsa —desestimó Leo.
—No hablo de la camiseta, hablo de esto —dijo Fiona, señalando al tapado de Rey420—. Esa piel es más falsa que un turro estudiando.
Todos miraron automáticamente al tapado. Rey se jactaba siempre de que era una prenda única, hecha de piel de furro. Y la había pagado demasiado cara como para admitir que no era verdadera. De golpe eso le importaba más que todo el drama de la camiseta. Fiona vio la oportunidad y siguió:
—Lo sé porque yo las vendía. Vendí cientos, no son de piel de furro, están hechas de pelos de escoba reciclados. Si me dejás tocarla te puedo mostrar y después siguen con este baile de la camiseta —cuando terminó esa frase lo miró a Koi. En ese momento, él entendió todo.
Leo, que no quería saber nada con eso, levantó la voz y dijo:
—A quién le importa eso, están tratando de ganar tiempo. Vamos Chino.
—A mí me importa —dijo Rey levantando más la voz que Leo. No podía tolerar la simple idea de tener un producto de mala calidad y que alguien lo haya estafado como a un niño. Necesitaba comprobarlo—. A ver, mostrame.
Fiona se abrió paso entre todos y se acercó a Rey. Tomó el tapado por los bordes, lo examinó de un lado y del otro. Siguió acercándose, haciendo que sus orejas rocen la cara de Rey, a quien la situación empezaba a gustarle. Eve quiso interrumpir tanto acercamiento y dijo:
—Dale zorrita, apurate.
Fiona siguió, pasó la mano por la parte de adentro del tapado, casi abrazando a Rey, tocando suavemente la piel del abrigo. Su rostro se mostraba un poco confundido. Leo y Chino tenían la mirada fija en Koi por las dudas. Fiona le preguntó a Rey mirándolo fijo a los ojos.
—Tal vez me equivoqué. Necesitaría olerle el cuello del abrigo para confirmar. Ahí es donde se concentra la mayor cantidad de plástico. ¿Me dejás olerlo? —preguntó con un tono —digamos— sugerente.
—Dale —habilitó Rey—. Rápido.
Fiona se acercó al cuello del abrigo. Lo olió una vez. Dos veces. Tres veces. Y mientras preparaba la cuarta, en un movimiento rápido de fauces, le mordió el cuello a Rey con todas sus fuerzas, que reaccionó sorprendido tratando de sacársela de encima. El caos se desató en esa pequeña cabina.
Fiona seguía prendida al cuello de su presa que empezaba a sangrar y hacía fuerza para separarla. Eve vio la oportunidad de pegarle a Fiona y no la desperdició, pero cuando se acercó, la furra le dio una patada que la tiró contra DJ C-Cuencia que no entendía nada pero terminó en el piso. Leo y Chino se tiraron sobre la furra y entre los dos intentaron abrirle las fauces. Fiona sabía morder así que les iba a costar.
Rey ya estaba a punto de desmayarse, porque de repente había empezado a subir la temperatura de la cabina. Leo y Chino lograron tomar a Fiona de las garras, no sin recibir algunos zarpazos y empezaban a reducirla. La temperatura del lugar seguía aumentando. Para cuando la pudieron separar, fácilmente habían subido 10 grados, todos estaban transpirando; Rey, ya casi desmayado en el piso, logró levantar la mirada, lo vio a Koi y dijo:
—No… puede… ser.
Todos se dieron vuelta y lo vieron. Koi había aprovechado la distracción y estaba ejecutando la Danza Bien Piola de Invocación. Y la temperatura del lugar subía porque un círculo de fuego empezaba a arder a su alrededor.
Abajo en las alcantarillas la pelea de gigantes seguía sin descanso: cada patada era respondida con una piña, cada mordida con un codazo, cada golpe con otro más fuerte. Era una pelea de campeones y ya íbamos por el round 12. Baal estaba teniendo una pequeña ventaja. Logró conectar un golpe al hígado, seguido por una zancadilla hecha con su cola que hizo trastabillar a ElRaydenn. Rust vio la oportunidad que venía esperando y se lanzó sobre la cabeza del turro, tapándole la visión. Baal siguió con los golpes, uno al estómago, otro al cuello, otro a la rodilla. ElRaydenn estaba acorralado y cansado, pero con una descarga eléctrica salida de sus ojos logró despegar a Rust, que voló dos metros y golpeó directo contra la pared.
Baal lo vio y decidió terminar la pelea: preparó el golpe de gracia con su brazo metálico, un golpe al que nadie había logrado sobrevivir. Tomó a ElRaydenn del cuello y esta vez sí pudo levantarlo. El golpe metálico se dirigió a toda velocidad directo al rostro del turro. Pero antes de llegar a impactar en su enemigo algo lo detuvo. ElRaydenn había usado sus últimas energías para cargar su puño eléctrico y detener el golpe. El brazo metálico de Baal fue el conductor perfecto para esa descarga, que recorrió todo su cuerpo y con un chispazo también lo hizo volar por el aire, cayendo justo al lado de Rust. Por un centímetro no le cayó encima aplastándolo. El dragón no se pudo levantar. Era la primera pelea que Baal perdía en su vida.
ElRaydenn se acercó lentamente. Ambos furros estaban en el piso. Lo primero que hizo fue una reverencia, algo que el Muay Thai le había enseñado era a respetar a un rival digno. Baal la entendió y sabía lo que seguía. El arte marcial también le había enseñado al turro que la mejor forma de respeto era no mostrar piedad. Cargó su puño eléctrico para dar el último golpe. En ese momento notó que la temperatura del lugar subía unos 10 grados de golpe.
En un abrir y cerrar de ojos, vio algo que nunca en su vida imaginó: Koi y Fiona estaban arriba de la Maleducada, lanzando fuego por sus ruedas y avanzando a toda velocidad. Sin detenerse y gracias al poder de la moto turra legendaria, ElRaydenn salió despedido a las profundidades del túnel. Koi y Fiona levantaron fácilmente a Rust y no tan fácilmente al dragón y los cargaron en la parte de atrás de la moto.
—¿Aguantará? —preguntó Fiona.
—Hay solo una forma de saberlo —Koi aceleró y la Maleducada con los cuatro furros a bordo desapareció dejando una estela de fuego.
Arriba en una cabina semi incendiada, los cinco turros estaban callados, derrotados, sentados en el piso. Leo tomó la palabra. Cuatro palabras en realidad:
—Empezó la guerra, wacho.
DEJANOS TUS TEORÍAS, IDEAS O PREGUNTAS EN LOS COMENTARIOS!
¿De qué lado están en "El conflicto de la Camiseta"? ¿Leo tiene razón en reclamarla porque es la herencia del padre, o Koi tiene derecho a usarla aunque ahora sea un furro?
¿Por qué creen que nadie recuerda cómo murió el padre? ¿Qué es la Guerra Olvidada?
El texto dice que mientras discutían sobre la memoria del padre, "un orbe de cristal se rajó" en el Barrio Furro. ¿Qué creen que significa? ¿Alguien está controlando sus recuerdos?
¿Por qué Koi pudo invocar a La Maleducada a pesar de ya no ser un turro?
Si tuvieran que elegir a uno solo de los personajes de este capítulo para que les haga el aguante en una pelea, ¿a quién eligen: la fuerza bruta de Baal, la velocidad de ElRaydenn o la astucia (y mordida) de Fiona?
Recuerden que pueden enviar sus dibujos o lo que quieran a fanart.turrosvsfurros@gmail.com
Leemos todo!



Respecto a la camiseta, me parece qué Koi tiene razón, porqué sigue siendo la camiseta de su padre
Yo supongo qué la guerra olvidada fue una pelea en la qué participaron tanto turros cómo furros (pero creería qué no fue entre sí, si no contra algo más, lo qué explicaría cómo se pudo llegar a la paz sin la extinción de uno de los bandos
Creo qué tiene qué ver más con qué inicia una nueva guerra qué con los recuerdos (eso o es una mera coincidencia qué sería muy gracioso)
Pues, hizo la danza, era buen bailarín así qué pudo. Además, dijo qué es ambas cosas así qué quizás era posta y realmente es miti miti
Claramente al Raydenn,…
Para mí que Koi pudo invocar a la Maleducada por un tema de que no es QUIEN la invoque, si no COMO la invoque. (Osea, si Koi solía ser un buen bailarín Turro, entonces sabía como hacerlo). O tmb podría ser que, como Koi no nació Furro, aún conserva ciertas habilidades turras.
En cuanto a la muerte del padre, para mí que algo paso en esa guerra. Algo tan grave que hubo que hacer que TODOS la olvidarán. Y como la muerte del padre fue en la misma, Koi y Leo también la olvidaron. Al ser la bola de cristal mágica, detecta que alguien "rompió" un poco esa barrera.
Por mi parte, soy Team Furro. Osea, todo bien con que…